miércoles, 5 de diciembre de 2007

Antojo (Madrid)

En este minúsculo restaurante (sólo caben 16 personas como máximo) de la calle Ferraz, César Rodríguez y su mujer deleitan a sus comensales todos los días. No tienen una carta amplia, ni decoración lujosa. Tampoco comodidades como un aparcacoches. Pero sí ponen todo su cariño y dedicación, y eso se nota. Reconozco que hasta que Nacho, un amigo mio, me llevó el otro día a cenar, jamás había oído hablar de Antojo. Pero luego ya me he puesto a investigar. César se formó con Abraham García, y hace algo más de dos años se lanzó a esta aventura con su mujer, que se ocupa de la sala. 

Como decía, la carta es muy corta. 4 entrantes, tres carnes y tres pescados. Eso es todo. De aperitivo nos sirvieron una cazuelita de garbanzos (muy ricos) acompañado de una sorprendente y refrescante caipirinha de naranja. 

Seguimos como entrantes con unos raviolis de gallina en pepitoria con jugo de acederas, parmesano y reducción de jerez. Plato diferente y muy logrado. También una vieira trufada a la plancha sobre una crema ligera de puerros y crujientes morros de ternera. También muy rico, y además las texturas perfectas. Abundante de trufa. También se tomó en la mesa ostra sobre algas, que por lo que comentaron, estaba muy rica.

Como segundos platos, repasamos casi toda la carta. De pescados, pez mantequilla (quitando Kabuki, no lo había visto en ningún otro sitio) al ajo tostado sobre ajoblanco y huevas de salmón (un éxito) y salmonetes asados con sus fideos udon al romescu (también muy logrados). Entre las carnes, un carré de corzo a la parrilla con trompetas de la muerte ennogadas y crema de queso de cabre (digno de alabanza!!) y un tataki de lomo de buey al orégano fresco sobre puré de chirivias (rico, pero más normal). También unas perdices, que me parecieron menos logradas que el resto.

Ricos los postres, destacando uno de queso espectacular. Buen servicio, aunque el comedor, pese a ser minúsculo, parece un poco desangelado y frío.


Datos prácticos:
ANTOJO
c/ Ferraz, 36
Madrid
Tel.: 91 547 40 46

Precio medio: € 50
Accesible silla de ruedas
Cierra domingo y lunes.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Ouh...babbo! (Madrid)

Bruno Squarcia, actor y cantante (actualmente participa en Quisiera Ser, un musical con las canciones del Duo Dinámico), saltó a la fama por su participación en Al Salir Clase. Han pasado 11 años desde que abriera Luna Rossa en la capital, y hace un tiempo se lanzó a esta nueva aventura llamada Ouh...babbo! Situada en la castiza calle de Caños del Peral (justo enfrente de ese gran mexicano que es Entre Suspiro y Suspiro), esta pizzería supone un enorme salto de calidad frente a lo que estábamos acostumbrados en la capital. 

Ayer tuvimos una pequeña toma de contacto, pero volveremos, asiduamente incluso, y os seguiremos manteniendo actualizados. La carta es bastante extensa, con una interesante oferta dónde elegir. Variedad de pizzas, muchas pastas, y antipasti selectos. Empezamos con una burratta. ¡Qué fresca! Nos comenta Carlos, el camarero, que se la sirven los martes, y rara vez les llega a finales de semana. Se nota. No es fácil encontrar esta burratta en Madrid. La pieza, de considerable tamaño, viene servida sobre una cama de rucola, con tomates secos y jamón de parma. ¡Exquisita!

Seguimos con unos fetuccinni bianco e nero. Me perdonaréis que os diga que ha sido la mejor pasta que he probado en mi vida. Sin complicaciones, al dente (pero de verdad, no lo que pretenden vendernos en muchos sitios de Madrid), con trufa negra y piñones. Muy intensa en sabor, no puede estar más rica.

No podíamos no probar las pizzas.  Muchos las consideran las mejores de Madrid, y puede que lo sean (aunque ya sabéis que las de Pulcinella también me encantan...). El secreto es un horno de piedra de cocinero campano. Anteriormente el pizzaiolo era iraní. Ahora es filipino. ¿Curioso, no? Pero más curioso aún cuando se comprueba el resultado. Masa muy muy fina, y materias primas de primerísima calidad. Probamos la más sencilla teoricamente, la margherita D.O.P. Es una pizza con denominación de origen protegida hecha según las estrictas normas de dicha denominación. Sin lugar a dudas muy recomendable. Tostada y crujiente, pero que se puede doblar sin romperse. Mozzarella auténtica, tomate de sabor intenso. ¡Una delicia!

De postre pedimos un tiramisu. En mi opinión el único punto flojo. No estaba malo, pero la crema demasiado densa, lo hacía pesado, en vez de ligero y esponjoso como debería ser un buen tiramisu. 

Merece mención especial el servicio y la atención. Carlos, que lleva desde que abrieron, junto a sus compañeros de sala, y bajo la dirección magistral de Bruno, siempre atento, convierten la visita al restaurante en una experiencia deliciosa. Se agradece también que tengan aparcacoches todas las noches. Como decía al principio, ¡¡volveremos!!

Datos prácticos:
OUH...BABBO!
Ceños del Peral, 2 (junto a pza. de Ópera)
28013 Madrid
Tel.: 91 547 65 81

Precio medio: € 40
Abre todos los días. 
Servicio de aparcacoches.
Accesible silla de ruedas.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Cómo preparar el mejor gin-tonic, por Jose (de Ca Sento)

Hace ya algún tiempo os relataba una de las últimas visitas a esa gran casa que es Ca Sento. Los que me conocen, y los que me leen, saben que soy un gran admirador suyo, y especialmente de Jose, su sumiller. Desgraciadamente en los últimos tiempos me llegan demasiados rumores de que Rául Aleixandre, su chef, tiene un poco abandonada la cocina, y que se está notando. Esperemos que sea sólo pasajero.

En cualquier caso, el objetivo de hoy era muy diferente. Quisiera compartir con todos vosotros un vídeo que contiene, en palabras de Jose, la guía para preparar un auténtico gin-tonic. 

Espero que os guste!!



sábado, 10 de noviembre de 2007

La Tasquita de Enfrente (Madrid)

Ayer, el empeño de un buen amigo, Pipe Gaztelu, por enseñarme restaurantes que yo no conozca, me llevo de vuelta a La Tasquita de Enfrente. Buen intento por su parte, pero desgraciadamente ya conocía esta casa a la que sin embargo llevaba años sin acudir (en su haber, enseñarme ya hace años, Casa Benigna). Aquí, Juan José López retoma el trabajo de su padre, y aporta su buen hacer como propietario y jefe de cocina. Eso sí, su ubicación en una zona cada vez más decadente de Madrid, obliga a acudir sólo con gente de mucha confianza. La tranquilidad es que la experiencia culinaria será siempre satisfactoria (precios al margen) y por tanto merecerá la pena. Así que ayer, agradable cena por tanto con el intrépido Pipe, mi novia, y un matrimonio grandes gourmets también. Como veremos, buen comer, mejor beber, e imbatible compañía.

Empezamos ayer con una suave morcilla desmigada, con cebolla, para untar en unas tiritas de pan de focaccia tostadas. Seguimos con una ensalada de burrata (ligeramente trufada), muy rica y sobre una base de lechugas bien seleccionadas y aderazadas con aceto balsamico. Aconsejados por la recomendación de la maître, unos espléndidos berberechos al vapor con sake y salicornia. ¡Excepcionales!

Otros dos entrantes completaban el apartado de primeros platos. Un salteado de boletus frescos con parmesano (perfecta la combinación) y unos chipirones a la plancha sobre una cama de cebolla al horno. El chipirón, ligeramente salado, fue el más flojo de todos los entrantes que probamos. 

Ayer, por ser festivo, y tratarse este de un restaurante de cocina de mercado, la oferta de platos principales no era muy grande. Principalmente caza (pichón, becada), mero, cocochas y chuletón eran las únicas opciones. Probamos todo menos el pichón. La becada, en su propia reducción, con pico y todo, sobre una rebanada de pan empapada en el jugo, estaba perfecta. No es fácil encontrar becada en estos días, y menos tan bien cocinada. Las cocochas también muy ricas. El chuletón, si bien la carne era buena, la hemos probado mejor. Venía acompañada de unas patatas fritas en grandes gajos, que estaban poco hechas y no nos convencieron.

Para acabar, una tabla de quesos, todos ellos trufados. Repasemos. Tartuffete Jacquy Conge (rellena de crema de trufa blanca, muy cremoso pero demasiado suave), un Gouda trufado que nos conquistó a todos, un trifulin al tartufo curado (muy rico) y un Brillat-Savarin truffé que ya hizo nuestras delicias en nuestra última visita a Gary Danko (ver crítica en este Blog). Por último, como nota de color, un Délice des Bois, también de Jacquy Conge, con frutos del bosque, que no nos convenció pero resultaba divertido.

Si comimos bien, mejor bebimos. La carta de vinos muy buena, y precios razonables. Tras los gin-tonics de aperitivo (con tanqueray y muy bien preparados), siguió un magnum de Vega Sicilia - Valvuena 1999, excepcional. Este vino es siempre una apuesta segura. Para los quesos, un blanco Coteaux du Layon 2001 del Val de Loire, excesivamente dulzón para el queso, pero rico. 

Fue pues una buena experiencia culinaria en todos los sentidos. Me alegró comprobar que en esta casa se sigue comiendo muy bien (de hecho, por comida, entra en mi Top 10). Sin embargo, creo que ni la ubicación, ni el local, justifican los desorbitados precios. Sin tomar como referencia la cena de ayer (en la que como decía, bebimos mucho y de mucha calidad), el precio medio, con un primero, un segundo, postre y una botella de vino normalita para dos, no bajará de € 75 por comensal. En mi opinión exagerado para un local en la calle Ballesta. 


Datos prácticos:
LA TASQUITA DE ENFRENTE
c/ Ballesta, 6
28004 Madrid
Tel.: 91 532 54 49

Precio medio: € 75
Cierra sábados a mediodía.
No accesible silla de ruedas.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Kabuki (Madrid)

La moda de los restaurantes japoneses es relativamente reciente en Madrid. Aú recuerdo aquella época, no tan lejana, en que casi el único japonés de calidad en la capital era Suntory. Sin embargo eso ya no es el caso, y son varios los restaurantes japoneses que merecen nuestra atención. De entre todos ellos, Kabuki ocupa un lugar privilegiado, habiéndose convertido en uno de los lugares dónde mejor se come de toda la capital, de entre los restaurantes de cualquier tipo de cocina. Y queremos precisamente repasar ahora la situación de Kabuki tras la apertura de su nuevo local en el hotel Wellington, en la calle Velázquez. Ricardo Sanz, alma mater de Kabuki, ha abandonado la dirección de la casa primogénita, para pasar a ocuparse del nuevo local, dejando a su discípulo, Mario Payán, al frente del local, con el inestimable apoyo de Chelo dirigiendo intachablemente la sala. 

Lo mejor en esta casa es ponerse en manos del sushi man. Algo que ahora con Mario sí podemos hacer, pero no antes con Ricardo, ya que ello implicaba una cuenta final estratosférica. Pero Mario es de esos profesionales que ya no quedan. Serio, centrado en su trabajo, muy regular, y además encantador. 

El miércoles disfrutamos de una gran fiesta. Empezamos con un tartar de toro con angulas, exquisito. Seguimos con otro tartar, esta vez de atún picante. También excepcional. A continuación, usuzukuri de trufa. 

Muy ricos los nigiri de hamburguesa de kobe, y también los de erizo (aunque un poco fuertes para quién no le guste demasiado el erizo). Los conos, especialidad de esta casa, estuvieron representados con unos temaki de atún, excepcionales. 

Otra de las exquisiteces es el pez mantequilla, presentado en forma de nigiri con trufa. Qué pena que sea tan difícil encontrar este pescado. Los nigiri de huevo de codorniz, con trufa, son otra marca de la casa que no debemos dejar de probar. La gamba roja exquisita, muy muy sabrosa. 

Probamos también dos futomakis diferentes, uno de hongo, y otro crujiente de anguila que nunca nos cansaremos de comer. ¡Qué delicia! La anguila vuelve a estar presente en forma de nigiri, también muy sabrosa, aunque nos sorprende mucho más en forma de futomaki. 

La estrella llegó con cuatro makis de huevo de codorniz coronados con caviar Beluga 000. El caviar en abundancia, muy fresco. ¡La combinación, imbatible! 

Para terminar, un solomillo de buey de kobe fileteado y poco hecho, que estaba delicioso. 

Los postres acaban de ser renovados, y para los amantes del chocolate merece la pena probar los nuevos bombones (de cítricos, avellana, té verde, etc.).

El servicio de sala, de los mejores de Madrid. La factura final dependerá mucho de lo que se pida. Los maki de caviar y el kobe prácticamente doblan la cuenta, así que ya depende del gusto del consumidor.

En cualquier caso, incidimos, una de las mejores direcciones de Madrid. Siempre se sale contento. No queremos acabar sin agradecer a Mario su esfuerzo. No sólo ha conseguido que Kabuki no se resienta del cambio de Ricardo Sanz al nuevo local, sino que, en mi humilde opinión, ahora se come aún mejor. ¡Enhorabuena Mario!

Un apunte final; ayer repetimos, y con motivo del Puente, Mario estaba de vacaciones. Me gustaría decir lo contrario, pero desgraciadamente se echó de menos su presencia. Los platos llegaron peor de temperatura, el arroz (el gran secreto de Kabuki) no estaba tan perfecto como nos tienen acostumbrados, y los huevos de codorniz algo grasientos. Menos mal que Mario no suele ausentarse demasiado...


Datos prácticos:

KABUKI

Avda. Presidente Carmona 2

28020 Madrid

Tel.: ·91 417 64 15


Precio medio: € 70

Cierra domingos y festivos. Preparan sushi para llevar.

Accesible silla de ruedas

Teitu (Madrid)

Teitu es una sidrería asturiana en el corazón financiero de Madrid. Pertenece al Grupo Oter, aquel que hace no tanto era sinónimo de calidad y buen hacer, pero que ahora ha sucumbido a la tentación del negocio frente a la calidad. Oter Epicure, Il Gusto, Gerardo, El Gran Barril, son todo casas en las que echamos mucho de menos otras épocas en las que se comía mucho mejor. Teitu no es una excepción. Es un restaurante masificado, impersonal, que no deja cabida a ningún tipo de complicación. Pero a juzgar por lo lleno que está, la fórmula, en términos puramente comerciales, funciona. 

Croquetas paisanas, un poco mazacotes, pimientos de piquillo confitados, excesivamente grasientos, o tortilla de la aldea, son algunos de los entrantes recomendados. El jamón ibérico, bastante bueno, y acompañado de pan tostado con tomate. Lo más recomendable. 

Los segundos, lo esperado. Chuletón, pescados a la plancha, guisos asturianos, cocina a la brasa, etc. El solomillo, correcto. El lenguado a la plancha, una pieza bastante fresca, pero llegó a la mesa grasiento (cosa que no podemos entender de un pescado a la plancha...). 

Teitu es un asador con pretensiones, dónde prima más la cantidad que la calidad. Si estamos por la zona, podemos darle una oportunidad. Pero poco más...

Datos prácticos:
TEITU
Capitán Haya, 20
28020 MADRID
  • Tel: 91 556 21 14

Precio medio: € 60
No cierra
Accesible silla de ruedas




El Comité (Madrid)

Fotos como esta de la izquierda decoran las paredes de este acogedor restaurante situado en las proximidades de la calle Orense, concretamente en la Plaza de San Amaro. Restaurante de marcado corte francés, se ha convertido ya en un clásico de la capital, dónde la reserva se hace imprescindible, y ni tan siquiera la escasez de espacio o las apretadas mesas hacen desistir a sus fieles. La dueña, francesa por supuesto, recibe a sus invitados con una sonrisa permanente, y aconseja a cuantos le preguntan, con mucho acierto y amabilidad. 

Unas patatas fritas caseras, como las de antes, nos esperan en la mesa. El pan, caliente y tierno. Como sugerencia del día, un revuelto de setas con huevo poché delicioso. Las setas perfectas. Seguimos con un foie de las landas, acompañado de confitura de frambuesa. El foie exquisito, de los mejores de Madrid. La confitura nos parece un recurso innecesario que mejor harían en obviar. Seguimos con unas cuñas de camembert frito acompañado de coulis de grosellas, que aquí sí pega. Delicioso también. Por último, una de las especialidades de la case, el steak tartar acompañado de pan tostado. ¡Qué steak tartar más rico!

Como segundos, probamos también un poco de todo, siendo el resultado en líneas generales igual de bueno que con los entrantes. Un carpaccio de buey con parmesano, correcto (no es este el sitio para pedir un carpaccio, pero bueno...); el clásico magret de pato, exquisito. Un verdadero acierto. Otro de los platos recomendados es la pasta fresca (fetuccini) con bogavante. Muy rica, aunque preferiríamos la pasta más al dente, un fallo muy común en Madrid. Otra de las sugerencias del día, un entrecote acompañado de setas, bastante bueno también. Lo peor, una merluza a la plancha, acompañada de pasta fresca y salsa de bogavante. La merluza demasiado hecha y seca. La pasta estaba rica pero no estoy muy convencido que pegue mucho con este plato... Merluza con salsa de bogavante?? No sé yo...

Sabéis que no soy muy de postres, salvo mi conocida obsesión por el chocolate, pero probamos una crema quemada que estaba bastante rica. La carta de vinos tiene muy buenos precios. 

Buen restaurante, con un ambiente muy agradable, y en el que siempre se queda bien, aunque se les ha ido un poco la mano con los precios últimamente.

Datos prácticos:
EL COMITÉ
Pza. de San Amaro, 8
Madrid
Tel.: 91 571 87 11

Precio medio: € 70
Accesible silla de ruedas

Astrid y Gastón (Madrid)

Madrid vive un período dulce en cuanto a gastronomía se refiere. Son muchas las novedades de la capital, y además se transmite la sensación que todo se llena. Sin duda ese es el caso de este restaurante, que lleva ya casi un año entre nosotros. Lleno absoluto todos los días, a lo que probablemente contribuye lo exótico de la comida, el emplazamiento y el local maravilloso que ocupa el restaurante. Para los que no lo sepan aún, se trata de cocina peruana, bajo la atenta dirección de Gastón Acurio, el genio de la cocina peruana, que ahora toma posiciones en el competitivo panorama gastronómico de Madrid, y lo hace en uno de los mejores locales que hemos visto recientemente. 

La carta, ininteligible, llena de platos de descripciones kilométricas que no sirven para aclarar nada. Así que si no somos expertos en cocina peruana, habrá que intentar ponerse en manos del maître. Resulta curioso eso sí que éste desaconseja inmediatamente el menú degustación. ¿Para qué lo tienen entonces?

De aperitivo nos ofrecen un pan caliente (que pese al anuncio, llegó frío) con dip de queso y especias.  Seguimos con un tartar de mero con chip de papa morada. El tartar estaba muy rico, con el mero muy fresco y sabroso. Los ceviches y los tiraditos son la estrella del restaurante. Nos recomendaron un clásico ceviche de corvina con maíz tostado y batata asada. ¡Exquisito! Recomiendo comerlo con cuchara, para poder degustar bien la salsa que lo acompaña, con suaves notas a cilantro y cítricos. 

Como segundo entrante nos insistieron mucho en pedir las croquetas y las patatas. Croquetas de yuca con queso y patatas cocidas con salsa huancaína. Tremendo. No pudimos más que probarlo. Las patatas heladas y mal hervidas. Las croquetas, chiclosas, formaban una bola que no había quién tragara. 

Entre los segundos, nos volvimos a dejar recomendar, y probamos un ave y un pescado. El ave, un ají de gallina con papas doradas, huevos de codorniz y salsa de aceituna. Rico de sabor, aunque demasiado pesado. De pescado, un atún sellado con pastel de boniato. El atún, pasado de cocción, quedaba muy seco. La mezcla con el pastel de boniato no aporta nada; al contrario, mata el sabor del atún y ofrece un resultado dulce que nada tiene que ver con lo que se espera del plato.

Para beber no nos aventuramos con la carta de vinos, y nos centramos en los pisco, el pisco tradicional (€ 12) y un muy recomendable pisco de maricucha, mucho más suave y afrutado (también € 12). El servicio correcto y atento, aunque demasiado frío. 

Mucho he oído de este restaurante en los últimos tiempos. Ahora parece que la cocina peruana es una de las grandes cocinas del mundo. Siento discrepar, aunque no tengo nada en contra de ese maravilloso país que es Perú. A mi personalmente Astrid y Gastón me decepcionó, y no es un sitio al que me apetezca volver. Menos, después de haber pagado casi € 80 por persona por la cena que aquí describo. Pero como siempre digo, para gustos, los colores...

Datos prácticos:
ASTRIS Y GASTÓN
Pso. de la Castellana, 13
Madrid
Tel.: 91 702 62 62
Cierra domingos y festivos

Precio medio: € 80
Dispone de dos salones, uno en el piso superior para fumadores, y el de no fumadores en el piso de abajo, al que se accede mediante un par de pequeños escalones. 


miércoles, 5 de septiembre de 2007

BALBOA SOCIAL CLUB (Madrid)

Ayer unos amigos nos invitaron a cenar a Balboa Club Social, un nuevo restaurante ubicado en pleno barrio de Salamanca, que lleva abierto poco más de dos meses. ¡Cómo me gusta probar las últimas novedades!

Local moderno, con mucho colorido, joven, desenfadado. El local dispone de dos plantas, pero ayer, ante la escasez de público (sólo éramos dos mesas), la de abajo no estaba abierta. Con tan poco público es difícil medir un restaurante. Aspectos como cocina o servicio hay que medirlos con más aforo. Pero al menos pudimos hacer una primera aproximación al nuevo restaurante. Entre los cuatro comensales, opiniones dispares. Eso sí, todos coincidimos que fuimos de más a menos. Una pena. Desgraciadamente se está convirtiendo en algo más común de lo deseable. Bonito local, entrantes correctos, y luego platos principales sin sustancia.

Pero entremos ya en detalle. La carta bastante extensa, aunque muy acotada en el apartado pescados. Tan sólo bacalao en dos preparaciones diferentes. Nosotros como entrantes empezamos con unos huevos rotos con jamón. Muy buenos los huevos, y las patatas excepcionalmente bien fritas. El jamón quizá un poco salado. Seguimos con unas rabas, también muy bien de rebozado y punto de fritura. A continuación unas empanadillas fritas, que no aportaban nada. Parecían pre-cocinadas (no sé si lo eran). Para acabar con los entrantes, una ensalada de espinacas, queso de cabra tibio y pipas. Un poco sosa, seca, insulsa. Le faltaba aderezo, aunque la combinación era buena.

Ya en los primeros platos, probamos cada uno algo diferente. Empezamos con un steak tartar. Para mi gusto le sobraba un punto de dulzor que quedaba al final, pero fue fallo nuestro no comentarlo cuando nos lo dieron a probar. Sin nervios, bien cortado y aderezado. Muy rico. Acompañado de tostaditas y un bloque de mantequilla, que no aporta nada y quita sabor. Después confit de pato con mermelada de tomate. Pasado de cocción, se quedó seco.

Los otros dos platos, recomendaciones de la casa. Por un lado, hamburguesa Social Club. Muy buena la presentación, ricas las patatas (hay que valorar que tres de los platos iban acompañados de patatas, y cada una de ellas preparada de forma diferente), pero demasiado hecha, pese a haberla pedido muy poco hecha. Por último, solomillo Social Club. Acompañado de una reducción de vino y especias, la salsa le daba un sabor rico y diferente. Sin embargo, la carne no era solomillo como se anunciaba, sino dos filetes delgaditos y más bien duros.

Entre los postres, un brownie de chocolate con helado de vainilla y chocolate caliente (correcto), una tarta de queso con arándanos (seca, sin sabor) y la naranja Social Club, una naranja cortada y preparada, con la piel caramelizada cortada en tiras.

El servicio, excepcional, aunque como decíamos con sólo dos mesas que atender, es lo normal. La carta de vinos muy barata, aunque no con demasiadas referencias. Resumiendo, un restaurante que habrá que seguir durante este año, aunque aún les quedan muchas cosas que mejorar. Puede acabar posicionándose como un punto de encuentro para gente joven, gracias a su decoración y sus precios contenidos.

Datos prácticos:
BALBOA SOCIAL CLUB
General Pardiñas, 56
28001 Madrid
Tel.: 91 402 51 20

Precio medio: € 25
No accesible silla de ruedas

domingo, 26 de agosto de 2007

Xamán Ek (Madrid)

Ayer conocimos el nuevo representante de la cocina mexicana en Madrid. El restaurante toma su nombre de la deidad maya que guiaba el camino a los viajeros. Situado en la confluencia de las calles Alfonso XIII y Ramón y Cajal, en un pequeño chalet pintado de rojos y naranjas mexicanos, el local resulta agradable y bastante acogedor. Sin embargo, como veremos, aún le falta mucho rodaje a este local, y eso se nota demasiado. Como ejemplo, sin realmente mucha importancia pero sí bastante significativo, las tarjetas de visita del local tienen la dirección de su página web corregida con tipp-ex, y encima luego no hay nada colgado en dicha página. La precipitación nunca ha sido buena en restauración, y no entendemos cómo los dueños de este local, con experiencia en el sector (tengo entendido que son los dueños de Órale Compadre), se dejan llevar por ella.

El maître, antes en el Señorío de Alcocer, resulta de poca ayuda pues, como él mismo reconoce, no sabe nada de cocina mexicana. Curioso... Tampoco parece conocer la carta de cócteles, y sólo es capaz de ofrecernos una margarita. La oferta de cervezas mexicanas también es demasiado limitada (sólo negra modelo, pacífico y bohemia). La mayor sorpresa de la noche vino cuando delante nuestro el maître llenó la cesta de pan para la mesa al lado nuestro cogiendo los panes con las manos. ¡¡Muy higiénico y profesional!!

Pero centrémonos ya en la comida. La carta no es demasiado extensa. La mayor parte de los nombres en maya. Empezamos con unas tartaletas de queso crema con salmón ahumado. Correctas. Seguimos con "los pecados de Xian", unas crepas rellenas de flor de calabaza y queso cabra, acompañadas de mermelada de tomatillo verde. Estaban muy ricas, aunque tampoco aportan mucho.

Seguimos con un tiradito de k'aa 'k naa'b, una especie de carpaccio de atún rojo con flor de jamaica. Demasiado soso, y con un exceso de pimiento rojo, que era el único sabor que predominaba por encima del resto. Mejoró algo al añadirle un poco de lima.

Como plato principal, fuera de carta, unas carnitas de secreto ibérico, acompañadas de tortillas. Las tortillas, que hubo que reclamar y llegaron casi diez minutos después de las carnitas, inaceptables para un restaurante mexicano. Eran compradas y recalentadas, como el camarero reconoció. Le pedimos que se las llevara, y nos trajo unas de maíz algo mejores, aunque tampoco para tirar cohetes. Las carnitas, bastante especiadas, excesivamente grasientas. Acompañando, una salsilla de chile pasilla, que hará las delicias de los amantes de las sensaciones fuertes.

De postre, un pastel de elote (en México se le llama elote a la mazorca de maíz que todavía está en la planta que la produjo, tanto maduras como inmaduras, o bien la que fué recientemente cosechada y en la cual los granos todavía guardan la humedad natural) con helado de cardamomo y papaya confitada, con mucho lo mejor de toda la comida. El pastel, que llega a la mesa caliente, combina muy bien con el helado de cardamomo. Para acabar, un café de olla bastante malo.

Una pena que el intento de este restaurante de posicionarse como el mejor referente de la cocina mexicana en Madrid se presente de forma tan deficiente e improvisada.

Datos prácticos:
XAMÁN EK
Av. Alfonso XIII, 39
28002 Madrid
Tel.: 91 416 16 94

Precio medio: € 45
Accesible silla de ruedas

sábado, 25 de agosto de 2007

Lavinia (Madrid)

Reconozco que he sido bastante escéptico con referencia al espacio gastronómico abierto recientemente en Lavinia Madrid, probablemente la mejor tienda de vinos de Europa. Ya lo habían intentado otras veces, pero todos los intentos se contaban hasta ahora por fracasos. La última apuesta corre a cargo de Angel García, ese inquieto y polifacético cocinero, que lograra una estrella Michelin Perpiñan, y otra en Madrid, al frente de ese gran restaurante que era Luculo (ubicado en el local que hoy ocupa ese precioso pero decepcionante italiano que es Bice).

Angel finalmente ha logrado darle un aire diferente al espacio gourmet de Lavinia, y el otro día pudimos comprobar que, al menos de momento, su nueva aventura es un éxito. Concebido a modo de bistrôt francés, la carta es corta, y se ve completada por una pizarra con tres sugerencias que cambian cada cierto tiempo.

Entre los entrantes, caviar, conservas de pescado (de Ramón Peña, lo cual es siempre una garantía), jamón ibérico de Joselito (una pena que salga tan mal cortado), alguna ensalada, embutidos catalanes, y como sugerencia unos espaguettis con chipirones que no llegamos a probar.

Como platos principales, destaca la choucroute garnie, acompañada de salchicha franckfurt y codillo (un plato muy logrado para sus amantes - entre los que no me encuentro), un confit de pato crujiente con patatas al horno y trufa (el confit demasiado seco, aunque acompañado de las patatas mejoraba), solomillo de buey a la pimienta o solomillo de liebre con ajos confitados.

El carro de quesos decepciona un poco para lo que cabría esperar de Lavinia, pero hay que reconocer que todos los que nos sirvieron estaban en un punto estupendo. La pena es que tengan tan poca variedad y no se pueda elegir. Eso sí, la selección ofrecida incluía unos 10 quesos, mucho más de lo habitual en la mayoría de restaurantes.

Entre los postres, varias opciones interesantes. Novedosas unas croquetas de arroz con leche. Para los amantes del chocolate, disco de chocolate con cacao espolvereado. Una delicia, aunque un poco bomba. El postre estrella, que hay que elegir al comienzo de la comida, un milhojas de nata. Se prepara para un mínimo de dos personas.

Sin duda no estamos ante la mejor cocina de la ciudad, pero por fin ha alcanzado un nivel suficientemente interesante para que, si a eso le añadimos su oferta vinícola, se convierta en un lugar a tener en cuenta. Podemos elegir entre cualquiera de sus 4.500 vinos disponibles en la tienda, y beberlo en el restaurante al mismo precio que en la tienda. Una oportunidad única para disfrutar de excelentes caldos a precios muy razonables.

Una cosa a tener en cuenta es que no sirven ni refrescos ni cervezas.

Datos prácticos:
LAVINIA, ESPACIO GASTRONÓMICO
Ortega y Gasset, 16.
Tel.: 91 426 05 99
Cerrado domingos y noches.

Precio medio:
50 €
No accesible silla de ruedas (hay escaleras mecánicas de subida, pero no de bajada)

martes, 21 de agosto de 2007

Gary Danko (San Francisco)



¿Cuántas veces hemos oído eso de que en Estados Unidos no se come bien? Sabéis que soy un asiduo a ese país, y por supuesto estoy totalmente en contra de dicha afirmación. Pero es más, hay sitios en los que además, mantienen un nivel que pocos lugares en el mundo son capaces de igualar. Y Gary Danko es un claro ejemplo. No sé ya cuántas veces habré estado, pero pasan la docena, y nunca me ha decepcionado. Se trata de un restaurante de corte clásico, situado en North Point en la maravillosa San Francisco (una ciudad que para los que no conozcáis, recomiendo muy especialmente...). No es fácil conseguir reserva. Siempre está lleno, y el proceso de conseguir mesa es arduo y tedioso. Pero el esfuerzo os aseguro que se ve sobradamente recompensado.

En la entrada nos recibe un muy atento servicio, que nos acompaña a nuestra mesa. Decoración clásica con algunos tintes modernos. Servicio impecable, atento y encantador, siempre dispuesto a echar un cable. En mi última visita, la semana pasada, me acompañaba mi buen amigo José Antonio, un disfrutador de la buena gastronomía, que no conocía aún Gary Danko. Él, estudiaba atento la carta; yo, le observaba a él, con esa sonrisa del que sabe que la cena será un éxito seguro. El sistema es muy sencillo, un menú a precio fijo, en que se puede elegir entre tomar 3, 4 ó 5 platos. Nos decantamos ambos por la opción de 4 platos, y compartirlo todo, así que nos pusimos a elegir.

Como aperitivo, una ligera sopa de patata y tomate, que auguraba una cena prometedora. En los primeros, una sopa de maíz dulce, ravioli de trufa blanca y con trufa negra por encima. El Chef Danko sólo la prepara 2 semanas al año, y desde luego merece la pena probarla. ¡Qué maravilla! ¡Qué sabores! El otro entrante, sashimi de atún rojo con aguacate y teja de algas. Es este uno de los platos estrella de Gary Danko, y nunca decepciona. ¿De dónde sacará ese atún?

En el apartado de los pescados, ambos nos decantamos por las vieiras gratinadas sobre crema de guisantes y acompañadas de trompetillas. Las vieiras gigantes, con ese punto de dureza que refleja que están frescas, y cuya fortaleza desaparece después en la boca, regándonos los sentidos con un chorro de sabor intenso y texturas indescriptibles. La crema de guisantes y las setas aportan un contraste muy interesante, y el resultado global es magnífico.

En las carnes, en primer lugar un solomillo de buey con setas y gratinado de patatas. La carne magnífica. Un trozo bien limpio, sin un solo nervio, con un punto de cocción perfecto. Se deshacía en la boca. Le acompañaba una salsa de caldo de carne y sherry, a la que somete a una doble reducción, obteniendo una gelatina casi sólida, que al calentarse se funde con la carne en un maridaje perfecto. En segundo lugar, un magret de pato con compota de ciruelas y puré de zanahorias. Tierno, sabroso, con el punto justo de grasa. Exquisito.

Una vez completados los platos principales, entramos en un nuevo apartado, el de los postres, que aquí adquiere una nueva dimensión. Empezamos por los quesos, y acabamos con el postre estrella de Gary Danko, un soufflé.

El carro de quesos es impresionante, con más de 30 selecciones traídas de medio mundo. Pero lo que más impresiona es el recorrido a través de ellos por el que nos guía el sommellier. Tras muchas dudas, finalmente nos dejamos aconsejar, y el resultado no pudo ser mejor.


Empezamos con un clásico, un Brie de Savoie, de triple crema, Brillat-Savarin, nombrado en honor al autor del primer tratado que se conoce sobre gastronomía, de 1825, "The Physiology of Taste" - libro que recomiendo a todos los goumets. Después un Camembert del Rio Hudson (y yo que no sabía que en NY hicieran camembert...) que nos dejó con ganas de mucho más; Greyson, un queso de Virginia inspirado en el Taleggio italiano; y por último Roaring 40's, un queso azul australiano, originario de la Isla de Tasmania. Toma su nombre del Paralelo 40, y le viene al pelo. En el Paralelo 40 se originan unos vientos huracanados que atemorizan a los navegantes por su fuerza, pero que finalmente no resultan ser tan feroces como para provocar el hundimiento de los barcos. Pasa igual con este queso. El primer contacto con la boca es potente, salvaje. Sin embargo, esta primera impresión se va suavizando hasta dejar una cierta frescura y dulzor.

Como postre, el gran clásico de la casa. Un souffle de chocolate, que completan en la mesa con dos cremas, una de chocolate belga amargo y otra semejante a unas natillas. ¡Qué rico está! Tiene además la habilidad de satisfacer tanto a los golosos y amantes del chocolate, como a los que no lo son.

Con el café, unas mignardises a la altura del resto.

La cena la mojamos con un vino local, Peay- La Bruno, 2004 - Syrah - Sonoma, Napa Valley. Un vino con mucho cuerpo y alto contenido alcohólico (más de 14º) que no estaba mal, aunque de precio excesivo si lo comparamos con los grandes caldos españoles.

Cenar en Gary Danko es una experiencia indescriptible. Consiguen lo más difícil: todo el que allí entra, sale con una sonrisa. ¿La clave? Son muchas cosas juntas. Unas materias primas de primerísima calidad, una preparación perfecta, un servicio encantador y atentísimo, y mil detalles. Al final, te despiden con una copia del menú y un plum cake para que con el desayuno del día siguiente vuelvas a rememorar lo bien que cenaste la noche anterior.


Datos prácticos:
GARY DANKO
800 North Point at Hyde Street
San Francisco (California, EE.UU.)
Tel.: +1 (415) 749-2060

Accesible silla de ruedas
Precio medio: € 80

miércoles, 15 de agosto de 2007

Aureole (New York)


Llevaba tiempo queriendo conocer el nuevo restaurante de Charlie Palmer en Nueva York, y anoche por fin lo conocimos. Situado en el Upper East Side, a escasas dos manzanas de Central Park, el restaurante ocupa un local de corte clásico, dividido en dos plantas.

Empezamos con un aperitivo a base de tiritas de salmón con corteza de naranja. Rico y refrescante. Después, nos decantamos por el menú degustación, que consistía en 5 platos y dos postres. Empezamos con un sashimi fino de atún, sobre una cama de escarola y cítricos. El sashimi era mas bien una pequeña muestra, y en el plato predominaba la escarola por encima de cualquier otra cosa.

Después una ensalada de langosta con alcachofas, trufa y patatas nuevas. La trufa, pese a asegurarnos que era italiana y fresca, era congelada y sin ningún sabor. De textura, parecía cartón. La langosta, plástico. Difícil sorprender a un español con marisco de fuera de España...

El mejor plato del menú, un taco de salmón a la parrilla, con hierbas provenzales, acompañado de una crema de maíz dulce. Rico, crujiente, y sabroso.

Seguimos con un foie a la plancha, caramelizado con vinagre, y acompañado de una mermelada de tomate y endivias. Excesivamente grasiento, poco logrado, y sin interés ninguno.

Para terminar, unos lomos de confit de pato, acompañado de miel y zanahorias. Bastante tierno el pato, aunque sin sabor. Una pena.

De postre, una infusión de sandia granizada, con bolas de tapioca. Curioso, pero sin mayor emoción. Para terminar, una tarta tatin de albaricoques, moras y jengibre, acompañado de un helado de vainilla.

Finalmente resulto ser una decepción este restaurante. El servicio bueno y atento, aunque excesivamente pesado. El precio, excesivo para los resultados comprobados. Como vino, un Syrah de Sonoma (California, EE.UU.).

Datos practicos:
AUREOLE
34 E. 61st Street, Suite 2A
New York, NY 10021
Tel. (212) 319-1660

Precio medio: 100 euros

Verano en La Costa del Sol

Perdonad. Sé que os tengo un poco abandonados, pero son gajes del verano. Y eso que no he tenido demasiadas vacaciones, por no decir muy pocas. Como os decía, la semana pasada estuve en Marbella, en La Costa del Sol. La verdad es que más que centrarme en un solo restaurante, quería repasar varios.

Empezamos por uno que es siempre una apuesta segura: Fernando, en San Pedro de Alcántara (Avenida del Mar, San Pedro de Alcántara, 29678 Málaga - Tel.: 952 784 641). En una agradable terraza, nos sirvieron una ensalada de pimientos (algo picantes, pero ricos), unos boquerones al limón (extraordinarios), salmonetes (los mejores que hemos tomado en mucho tiempo) y unas acedias, también muy ricas. De segundo, por un lado lubina a la sal y urta a la espalda. La lubina fresca fresca, y con un punto de cocción extraordinario. Que maravilla de lubina!! La urta, también muy correcta. No tomamos postre. Desde luego, de los mejores pescados de la Costa del Sol se sirven aquí. Precio medio, 50 euros.

Otra visita habitual es el italiano Da Bruno (Urb. Marbella Mar, local 1 - 29600 Marbella - Málaga - Tel.: 952 85 75 21). Son varias las localizaciones en la zona de esta cadena, pero sin lugar a dudas solo es recomendable este local. Se trata de una simple pizzeria italiana, sin pretensiones, pero donde dominan como pocas el arte de la pizza. El pizzaiolo, en combinación con un buen horno de lena, hacen sabrosísimas pizzas, de masa fina y crujiente. Las pastas, también sabrosas, con una amplia variedad. Rico el carpaccio, aunque decepciona un poco la mozzarella, no tan fresca y sabrosa como nos hubiera gustado. Bueno también el tiramisu. El servicio, en su mayoría italiano, es simpático y atento, aunque a veces un poco superado por la afluencia de publico. Precio medio: 30 euros

Suite del Mar (Hotel Puente Romano - Ctra. de Cádiz, Km 177 29602 Marbella - Tel.: 95 282 0900) , discoteca, terraza de verano y restaurante, se encuentra en una situación privilegiada. En la playa, al borde del mar, justo delante del Hotel Puente Romano, se trata de uno de los sitios mas de moda de toda la costa. Ambiente joven y animado, aunque predominan los extranjeros (árabes) por encima de los locales. Servicio, de lo pero que hemos visto en mucho tiempo. Lento, desbordado, poco profesional, y nada acorde con los elevados precios del local. El menú esta repartido entre cocina local (pescados a la sal, ...) y asiática. Probamos un poco de todo. En el apartado de sushis y sashimis, correctos, aunque no par dar alaridos. Pedimos un atún teriyaki, y nos sirvieron un carpaccio de atún asegurando que era el plato correcto... El atún en sashimi, muy rico y bien cortado. El salmón, un poco insípido. Entre los segundos, tartar de atún, solo correcto. En otras visitas hemos probado los pescados a la sal (lubina y dorada), que aunque no están mal, distan mucho de la calidad y el punto que consiguen en otros restaurantes de la zona. Los postres, enfocados a golosos. En definitiva, se trata mas de un sitio para "ver y ser visto" y disfrutar del ambiente, marcha y localización, que de un buen restaurante. Precios desmedidos, 90 euros de media.

La Alcaria de Ramos (Ctra. de Cádiz, Km. 167 - Urb. El Paraiso (junto al hotel El Paraíso) - Estepona (Málaga) - Tel.: 952 88 61 78 ) es un sencillo restaurante que se encuentra en las afueras de Estepona, en un viejo caserón de campo. En verano tiene una agradable terraza. El menú es bastante extenso, de cocina mediterránea, con algo de inspiración francesa. Precios bastante comedidos, especialmente para la zona. Empezamos con un gazpacho con cerezas. Fresco, aunque un poco pasado de vinagre. también unas crepes de changurro. Muy ricas, aunque un poco pesadas. La ensalada de lentejas es uno de los platos mas recomendables de la carta. Entre los segundos, buenas carnes, sabrosos los langostinos en salsa marinera, lubina confitada en jengibre y bueno el pato asado. Es un sitio agradable, con una cocina correcta, en un entorno muy agradable y con buenos precios.

Otro clasico, el Asador Guadalmina (Urb Guadalmina Alta. C.C.Guadalmina, local 3- 29670 San Pedro Alcántara - Malaga - Tel.: + 34 952 883 003) . La carta, renovada recientemente, ha añadido algunas novedades. Sin embargo, lo mejor es ir a los clásicos de siempre: los entrantes vascos, como los pimientos o unas curiosas croquetas de chipirones rellenos, y el chuletón con patatas fritas de segundo. Buena carne, de calidad, y con el sabroso toque que le da la parrilla. Acaban de abrir un italiano en la puerta de al lado, perteneciente a los mismos dueños. Habrá que probarlo. Precio medio: 45 euros.

Por ultimo, la sorpresa del verano la encontramos en Estepona. La Rada (Avenida España S/N, 29680 Estepona - Tel.: 952 791 036) esta especializado en pescados y mariscos. Soberbios los calamares fritos, magnificas las coquinas (por una vez, sin tierra!!), los carabineros, enormes y espectaculares (aunque alguno salio un poco seco por exceso de cocción) y rica la ventresca de atún rojo. El restaurante no es nada agradable, enorme, y parece un sitio de "bodas, banquetes y bautizos" mediocre. Sin embargo, la calidad del pescado y marisco que sirven merece la visita. Muy recomendable. Precio medio: 75 euros

viernes, 27 de julio de 2007

Senzone (Sevilla)

Aprovechando nuestra reciente visita a Sevilla, y alojados en el Hotel Las Casas del Rey de Baeza, decidimos disfrutar de este maravilloso patio que mostramos en la imagen, y quedarnos a cenar en su restaurante Senzone. Perteneciente a la cadena Hospes, el hotel es un agradable reducto de tranquilidad y buen trato, que sin embargo se vio empañado en diversas ocasiones por fallos casi de principiante.

Pero centrémonos en el objetivo de este blog, que no es otro que los restaurantes (ya está en proyecto un nuevo blog sobre hoteles, pero todo a su tiempo...). La verdad es que el entorno te hace sentarte en la mesa deseoso de dejar que te sorprendan. Tranquilo, agradable, deliciosa temperatura. El servicio joven pero amable y muy educado. Sirviendo con guantes (qué poco se ve ya y cómo me gusta), siempre atento a las necesidades de los clientes.

La carta tiene bastantes sorpresas agradables. Al menos a la vista. Creaciones idílicas sobre el papel, que sin embargo, como ahora veremos, al final no saben redondear lo suficiente. La cena comienza con una cata de aceite con 5 sales diferentes: del Himalaya, especiada, negra, etc. Interesante, y un detalle agradable. Compartimos 4 platos, que fueron de más a menos.

Para empezar, un salmorejo de cerezas, con sardinas en escabeche. Exceso de vinagre, que predominaba sobre cualquier otro sabor. Las sardinas llenas de escamas, resultaba desagradable comerlas. Pese a todo, casi fue lo mejor de la cena. Después un tartar de salmón con espuma de melón. Lo mejor, la espuma de melón. El tartar sólo sabía a cebolla, que estaba excesivamente presente. El salmón insípido y escaso en relación a la cantidad de cebolla.

Como segundos platos, una pasta y un pescado. Como pasta, unos raviolis de hongos y trufa. A la pasta le faltaba medio minuto de cocción, y llegaron completamente fríos a la mesa. De sabor bastante ricos, y (raro es) tenían mucha trufa. Sin embargo, la pasta fría pierde demasiado. El pescado, un San Pedro, pasado, muy pasado. Estaba seco, sin sabor, de textura indefinible. Un horror.

Ante el éxito, decidimos ahorrarnos los postres. Lo sentimos por el entorno, más que agradable, pero la próxima vez habrá que venir cenados. Una pena...

Datos prácticos:
SENZONE
(Hotel Las Casas del Rey de Baeza)
Santiago, 2. Plaza Jesus De La Redención
41003 Sevilla
Tel.: 954 561 496

Precio medio: € 45
Accesible silla de ruedas (acceso desde el parking en ascensor. Desde la calle, hay 4 escalones)

El Patio de Leo (Madrid)

Son muchos los comentarios, casi siempre buenos, que se leen y escuchan sobre El Patio de Leo desde que Alfonso lo abrió en 2004, así que hoy intentaré añadir a todos ellos mi opinión. Anoche, cena familiar en esta casa, situada en las inmediaciones de Arturo Soria. Al acceder al restaurante nos encontramos una pequeña barra y la recepción. También una zona en la que en caso de necesidad pueden llegar a habilitar una pequeña mesa. De frente, las escaleras que bajan al comedor. Pequeño, quizás un poco frío.

Nos decidimos por el pequeño menú degustación (€ 42). Hay otro más largo, pero "operación bikini" obliga... Como "amuse gueles" unos chips de plátano macho y yuca (exquisitos), un chupito de crema de maíz y calabaza (algo sosa) y una sorprendente croqueta de morcilla y espinacas, muy suave y cremosa.

El menú empezó con un Salmorejo de cerezas con helado de tónica y parrochita marinada. A mi me resultó rico, diferente, refrescante en esta época veraniega. Mis acompañantes lo encontraron un poco empalagoso, demasiado intenso... Seguimos con un clásico de Alfonso, el huevo pochado en manteca colorá, patata ahumada y tocino. ¡Una bomba! Sabores bastante logrados, pero excesivamente pesado y grasiento, especialmente para cenar. El exceso de ajo predomina sobre cualquier otro sabor, lo que no siempre resulta agradable.

En el apartado de platos principales, un pescado y un ave. Confit de atún con migas de aceituna aliñada y anchoa espumada. El atún, cocido en aceite, queda suave, esponjoso y jugoso. Muy rico. El complemento de miga de aceituna y espuma de anchoa le aporta una nota agradable y divertida. Un plato muy buen resuelto. Como ave, suprema de pintada de Bresse con escabeche de vainilla, Celeriac en puré y ensalada de trufa. El punto de la pintada excelente. Muy sabrosa y tierna.

A la hora del postre, pedimos un pequeño cambio sobre el menú estándar, ya que queríamos probar el nuevo postre estrella de Alfonso. Y desde luego mereció la pena. Se trata de una torre de caramelo de naranja rellena de mousse de café, con fresitas del bosque y tofe de miel de azahar y plátano. Una exquisitez. Se trata de uno de los mejores postres que hemos probado últimamente.

A destacar el servicio. Muy atento y profesional. La presentación de los platos inmaculada y todos los servicios diferentes y muy vistosos. La carta de vinos algo corta en mi opinión, y sin aportar muchas novedades. Tuvimos mala suerte. Nuestras dos primeras opciones no las tenían disponibles, así que acabamos pidiendo un Pétalos 2005, del Bierzo - Álvaro Palacios (€ 29). No tiene nada que ver con el de 2004. Este está aún sin hacer.

La factura subió hasta los € 65 con el vino, agua, pan e IVA. Puede que salgas con la sensación de que es un poquito caro, pero a la mayoría merecerá la pena. Creo que se trata de un restaurante prometedor, que merece la pena conocer, pero al que sin lugar a dudas aún le quedan muchas cosas por decir...

Datos prácticos:
EL PATIO DE LEO
c/ Agastia, 122
28043 Madrid
Tel.: 91 519 67 40

Precio medio: € 60
No accesible silla de ruedas (hay bastantes escaleras). Sin embargo, sí pueden habilitar una pequeña mesa en la planta de arriba, a la que se accede sorteando "sólo" tres escalones en la entrada al local.

jueves, 12 de julio de 2007

Pulcinella (Madrid)

Empezamos este blog tratando de restaurantes de factura elevada. Pero no queremos olvidarnos tampoco de aquellas casas que logran magníficos resultados, al tiempo que contienen la cuenta. Doble mérito. Ese es el caso de Pulcinella, sin lugar a dudas el italiano más auténtico de Madrid. Los que me conocéis un poco sabéis además que yo tuve un italiano, por lo que entiendo bastante de este tipo de cocina, y espero poder daros una visión acertada de esta Trattoria.

Pulcinella se encuentra en la calle Regueros, una pequeña y empinada calle que discurre entre Belén y Fernando VI. El local tiene tres salones distintos, uno en planta calle, y los otros dos subiendo cuatro escalones. Las paredes, de ladrillo visto, decoradas con fotos relacionadas con Italia (Sofía Loren, Capri, Positano, etc.). Las mesas están bastante juntas, y puede resultar también un poco ruidoso, pero en cuento llega la comida, esas incomodidades compensan. Ahora han puesto dos pequeñas mesas en la calle, pero no parecen lo más cómodo del mundo. Entre los camareros, predominan los italianos. El local siempre está lleno (¡ni se os ocurra ir sin reservar!), por lo que a veces pueden ser un poco lentos, pero su simpatía y amabilidad lo suplen con creces. Un italiano (Alberto) y un jerezano (JuanMa), cuidan de todos los detalles, y siempre saben cómo lograr que todos salgan encantados.

Como decía, la cocina, auténticamente italiana. Merece mención esepcial la mozzarella, que llega fresca todos los jueves (los miércoles muchas veces ya no les queda), es de las más ricas que se pueden tomar. Recomiendo tomarla tal cual llega a la mesa, o como mucho con un poquito de aceite y pimienta. También gusta a todos el provolone al horno, con salsa de tomate. Recomiendo pedirlo con una focaccia para acompañar. Rico el vitello tonato, muy buena la ensalada de rucola y parmesano, y también las berenjenas con tomate y queso.

Las pizzas las hacen en horno de leña, y se nota. La masa muy fina, el tomate de primera, y el borde gordito y esponjoso. Recomiendo especialmente la de rucola, con tomate y mozzarella. Tan sencilla, que permite apreciar la verdadera calidad de la pizza. Sin embargo, partiendo como es el caso de tan buena masa, un pizzaiolo de primera, y condimentos de calidad, el resto ya es cuestión de gustos. Todas las pizzas están ricas. Quizás, la peor la calzone, pero reconozco que tampoco soy muy fan de ese tipo de pizza.

Entre las pastas, enocntraremos pasta fresca, seca y rellena. Para mi siempre es obligado pedir unos spaghetti con tomate. Es muy simple, pero parecen recién sacados de la cazuela de una mamma siciliana. ¿El secreto? Pedirles que dejen el tomate un poco entero. Así están aún más ricos. Casi todas las pastas están ricas, aunque recomiendo tener un poco de cuidado con las pastas (especialmente las rellenas) acompañadas de salsa de queso. Se hacen demasiado pesadas y empalagosas, y en cuanto se va enfriando la salsa, aquello no hay quién se lo coma. Si os gusta el picante, tienen un aceite picante que combina muy bien con las pizzas y pastas. Eso sí, pica pica.

Las carnes, un par de cosas sencillas como tiras de solomillo, no son la especialidad de la casa, y yo casí me centraría mejor en pastas y pizzas, que es lo que de verdad aquí saben hacer como en ningún otro sitio de Madrid.

Entre los postres, rico el tiramisú, casero, y muy cremoso. Los helados son nada especiales. La carta de vinos, muy centrada en referencias italianas, aunque también se completa con clásicos españoles. Los vinos, igual que la comida, muy bien de precio.

Sin duda el mejor y más auténtico italiano de Madrid, tanto en ambiente como en cocina. Los precios muy contenidos, y no es difícil comer por €25. ¿Lo peor? Es difícil aparcar.

Datos prácticos:
PULCINELLA
c/ Regueros, 7
Madrid
Tel.: 91 319 73 63

Precio medio: € 25
Accesible silla de ruedas (pedir una de las mesas que están en la entrada. Para los otros dos saloncitos hay que subir 3 ó 4 escalones.)

viernes, 6 de julio de 2007

Por fin (Madrid)

Interesante fórmula la que tiene este restaurante escondido en un esquinazo al final de General Orgaz. Lo primero que llama la atención al llegar es precisamente eso, el emplazamiento, la disposición de la barra, y el ambiente de "colegueo que se huele nada más entrar en el local".

Nos recibe Pepe Qüenco (miembro de la familia que lanzó aquella gran casa que fue el Qüenco, desgraciadamente bastante desmejorado en los últimos tiempos). Amable y sonriente, ayer sin voz aún padeciendo el exceso de celebraciones por su querido Sevilla F.C., Pepe saluda a la gente por su nombre, y acompaña a los clientes a un diminuto, pero acogedor comedor. Sin duda, la clientela es fija, eminentemente joven.

La fórmula de este restaurante, como decía, es bien interesante. Aperitivos, entrantes, postre y vino, fijos. Larga selección de segundos para elegir. Precio, también fijo. Por unos muy razonables € 35 (todo incluído) nos da de cenar.

Al llegar a la mesa, los aperitivos y el vino se encuentran esperándonos. Un juego visual, que sin embargo creo hace perder a los alimentos algunas de sus cualidades, especialmente ahora en verano. Como aperitivos, unas gambas en gabardina (el rebozado un poco tosco), un foie mi-cuit (elegante, refinado, aunque pierde un poco de consistencia al permanecer en la mesa esperando a los comensales) y salmorejo (quizá demasiado espeso, pero rico).

Como entrantes, un clásico tierra, mar y aire (espárragos verdes, huevos rotos y gambas) muy conjuntado, y con tanto los huevos como los trigueros perfectos de punto (ambas cosas difíciles hoy en día). Seguimos con unas croquetas de centollo, acompañadas de una salsa de cava y naranja, que sin embargo Pepe nos desaconseja (curioso, ¿cómo acompaña el plato entonces?). Las croquetas muy bien de fritura, aunque puede que en exceso saladas. Pese a la recomendación de Pepe, sí las prueba con la salsa, que suaviza su sabor, y mejoran bastante. Como último entrante, un risotto con setas. Decepcionante. Fuera de punto (pasado), demasiado cremoso, el grano de arroz deshecho,... Curiosamente el conjunto aportaba en paladar un resultado aceptable, pero nada tiene que ver con un risotto.

En el apartado de platos principales, probamos un atún rojo de almadraba, con arroz blanco, y una merluza rebozada en salsa de txipirones. El atún rico, aunque demasiado hecho (pese a haberlo pedido expresamente "casi crudo"). La merluza, más floja que el atún, aunque a estos precios no se puede esperar una merluza de pintxo. Tendrían que trabajar eso sí, un poco más la salsa de txipirones, demasiado artificial.

De postre, un refrescante conjunto de sorbetes caseros (regaliz, trufa, mandarina, etc.) con frutas de temporada. Como vino, un correcto Rioja crianza 2001, Antigua Usanza.

Pepe, quién se encarga casi en solitario de la sala, nos obsequia, como hace siempre, con unos licores, e incluso nos pone las copas que le solicitamos.

En resumen, Por Fin demuestra que se puede comer correctamente (incluso bastante bien) por un precio muy muy ajustado. ¡Volveremos!


Datos prácticos:
POR FIN
Calle General Orgaz, 9
Madrid (Tetuán)
Tel.: 91 571 81 70

Precio medio: € 35 (menú cerrado, IVA y bebidas incluidas)
Accesible silla de ruedas
Cierra domingo y lunes.

martes, 3 de julio de 2007

Ca Sento (Valencia)

Segunda visita en menos de un mes a Ca Sento, y cada vez nos gusta más. Raúl Aleixandre hace una magnífica labor al frente de este restaurante, pero gran parte del mérito lo tiene que compartir con Jose, un sommellier que no sólo sabe, sino que además es capaz de transmitir su amor y pasión por el buen beber.

En esta ocasión nos habían elaborado un menú de encargo, con el que dos buenos amigos quisieron obsequiarnos. Fue una verdadera fiesta, que disfrutamos hasta más allá de las tres de la madrugada, y a la que se unieron en las copas Raúl y Jose.

Empezamos con unos dátiles de mar en su salsa marinera, tan frescos que aún olían a Mediterráneo. Seguimos con unos buñuelos de bacalao al all i oli (exquisitos, siempre han sido uno de los distintivos de esta casa), una anchoa con una ligera salsa de tomate y berenjenas (qué pena que se estén acabando las anchoas, porque cuando logras probar una anchoa como la que nos dio Raúl, te gustaría alimentarte todos los días de anchoas) y otros dos dátiles de mar, esta vez crudos. Puede que este fuera el único pero a la cena. La mayoría de los comensales encontró algo cansino volver a repetir de dátiles, en una preparación además mucho más complicado por su sabor demasiado intenso.

Para seguir con el festín, gamba roja de Cádiz. Puede que penséis que exagero, pero creo que fue la gamba roja más sabrosa que he comido en mi vida. ¡Qué sabor! ¡Qué color! ¡Qué textura! ¡Qué punto de cocción!

Después, puré de patatas con caviar, servido en copa de martini. Ligero, sutil, de sabor enamoradizo. Nos habían prometido percebes, pero Raúl no consideró que tuvieran la calidad apropiada, y los sustituyó por unas cigalas en costra de sal, que mereció mucho la pena probar. La costra de sal hace que se cocinen en su propio jugo, por lo que quedan tiernas y muy sabrosas, con una textura casi de libro. ¡Qué punto le dan en esta casa al marisco!

Con el siguiente plato nos pasó lo mismo que con los percebes. Veníamos soñando con una ventresca de atún que ya en nuestra última visita nos sorprendió muy agradablemente. Sin embargo, el género recibido no estaba a la altura de la casa, y fue sustituido por un San Pedro con langostino rojo y salsa de tuétano con cítricos , iceberg y naranja. Reconozco que pese a echar de menos la ventresca, mereció mucho la pena probar el San Pedro. Muy interesante el contraste del pescado con la frescura de los cítricos.

Por último, sin duda mi plato favorito en Ca Sento, y un canto a su ubicación geográfica: arroz a la plancha con gamba del litoral. La idea es muy sencilla, desgraciadamente su preparación no tanto. Se prepara un arroz en puchero, que quede bastante meloso. Posteriormente, sobra una plancha muy caliente, se extiende una fina capa de este arroz, formándose una costra en su capa inferior. Rápidamente se enrolla, formando una especie de cilindro, y se presenta. El resultado obtenido es un arroz muy jugoso, con una capa de socarrat. Sin duda, el arroz más rico que jamás haya probado.

Llegados al postre, las risas y caras de felicidad eran patentes en todos nosotros, pero no por ello dejamos de tributar merecido homenaje al postre, unos raviolis de chocolate con helado de caramelo y especies, y aire de vainilla. ¡Exquisito!

Como veréis, he dajado para el final el apartado de bebidas, pero no por ello quisiera restarle la importancia que se merece. Así como Raúl nos preparó un festín en cocina, Jose no se quedo atrás con su bodega, y bebimos a un nivel fácil de igualar. Para empezar, todos los vinos estaban descorchados desde las siete de la tarde y las copas envinadas.

Empezamos con un Champagne Brut Jacques Selosse, blanc de blancs, como reza la botella “un vin avizé pur, millesimes assembles selon la pratique de la solera”. Es decir, se trata de un Champagne envejecido en bota de Jerez. Una maravilla para el paladar, desgraciadamente casi imposible de conseguir.
Seguimos con un Donnhoff, hermannshohle riesling, 2005, trocken - blanco muy afrutado, exquisto, que maridaba perfectamente con el marisco de cola que llegaba de cocina. Para el pescado y arroz, un sorprendente Clarendon Hills Romas, 100% garnacha, de Romas Vineyard – Australia. Tremendo en nariz, con matices que cambian cada minuto. Un lujo para todos los sentidos.

Para el postre, un Tokaji, Chateau Dereszla, 2000, 5 puttonyos – un soberbio colofón para esta cena.

No podemos olvidarnos del broche final. Por un lado, puros Cuaba Habana Cuba lancero. ¡Qué delicadeza de puro! Jose los prepara como ya pocos saben, y llegan a la mesa perfectos. Para acompañarlos, los famosos gin-tonics de Jose, preparados con ginegra Millers, dos tónicas mezcladas (schweppes y fever tree), limas de Brasil (muy honestas según Jose), y hielo 80% ósmosis, con muy poca veta.

Cada día se come mejor en Ca Sento, cada vez refinan más su preparación, y la calidad de sus materias primas, como siempre, de lo mejorcito de España. Por eso, desde esta semana, Ca Sento asciende aún más en mi clasificación personal. ¡Qué ganas de volver!

Datos prácticos:
CA SENTO
c/ Menéndez Nuñez, 27
46024 Valencia
Tel: 963301775

Precio medio: € 120
Accesible silla de ruedas

Dominus (Madrid)

El otro día organicé una comida de trabajo en Dominus, deseoso de conocer este “restaurante – vinoteca" que Carlos Maribona (afamado crítico gastronómico de ABC) situaba hace poco entre sus restaurantes favoritos de Madrid. Cada vez más, empiezo a pensar en la existencia de algún tipo de intereses ocultos detrás de las crónicas y opiniones de los críticos profesionales, y mi visita a Dominus me reafirmó en ello. Precisamente esta ha sido una de las razones para poner en marcha este blog. Podéis estar o no de acuerdo con mis opiniones, pero al menos sí os queda la tranquilidad que no me gano la vida con ello, y por tanto os garantizo mi honestidad y buena fe. De todas formas, la lista de favoritos de Caros Maribona que comentaba, será objeto de un comentario en breve por mi parte. Puedo coincidir con él en algunos puestos, pero la aparición de La Broche como nº 2 y Europa Decó en el 3 chirrían tanto que ya de por sí invalidan la credibilidad de dicha clasificación.

Pero no quiero perderme con esos temas, así que paso a centrarme en Dominus, que es lo que hoy nos ocupa. El local, gerenciado por algunos “ex - Cuenllas” , se encuentra en una pequeña bocacalle de Guzmán el Bueno, casi a la altura de Alberto Aguilera. Nos sentaron en un pequeño privado, bastante agradable, aunque las paredes no llegan hasta el techo, y el ruido de la sala (excesivo) penetra con facilidad.
Ante la sugerencia del maître nos decantamos por el menú degustación. El servicio, soberbio, incluso irritante, demostrando una amabilidad forzada y poco natural, que llega a hacerse desagradable. También nos dejamos aconsejar en el vino. Nos sirvieron un Ribera del Duero, María Alonso del Yerro, que pese a haber obtenido 98 puntos por Parker, claramente mostró no estar en punto óptimo de consumo: demasiado ácido, sin hacer, exceso de taninos,…

Empezamos con un gazpacho, ni bueno ni malo, que simplemente nos dejó indiferentes. Proseguimos con una ensalada de queso de cabra con alcachofas y pimientos rojos asados. Buena la presentación, y en líneas generales plato bastante equilibrado, aunque dejaba una sensación un poco de pesadez al final.

Seguimos con unos chipirones dorados en plancha con salsa de trufas sobre puré de patatas y foie mi-cuit. ¡Una bomba! Sabores dispersos y mezclas arriesgadas. Los chipirones tirando a chiclosos, y todo “nadando” en varias salsas. Aún en el apartado de los pescados, un atún rojo de almadraba, con crema de cebolleta, puré de batata y vinagreta de pimientos con Modena. El atún demasiado hecho, y una vez más abusando de salsas que no aportan nada al plato sino todo lo contrario.

Como carne, una carrillera de cerdo ibérico al aroma de manzanilla y acompañado de judías, estas últimas duras, correosas e incomibles. Como no podía ser de otra forma, todo nadaba de nuevo en salsa. La carrillera en si misma estaba rica, pero el resto del plato era para devolverlo. Aún así, todos coincidimos que había sido lo más decente de la comida hasta ese momento.

Como colofón, una sopa caliente de fresón con reducción de nata y helado de aceite de oliva. El helado rico, aunque sin llegar a sorprender. La sopa de fresón, probablemente estaría mejor fría, ya que templada no acaba de caer bien en boca. Con el café unas mignardises, que sin duda fueron lo mejor de la comida.

Muy decepcionante este encuentro con el trabajo del Chef Antonio del Álamo. Nos costará darle una segunda oportunidad. Para colmo, los tres comensales estábamos al día siguiente con indigestión.

Datos prácticos:
DOMINUS
Francisco de Ricci, 15
28015 Madrid
Tel.: 91 540 10 09

Precio medio: € 60
Accesible silla de ruedas

martes, 26 de junio de 2007

Cata Krug en Cuenllas (Madrid)


La semana pasada nos invitaron a una cata que organizaba American Express de champagne Krug en Cuenllas. El evento prometía ser interesante. Se trataba de una cata maridada, tan sólo para 10 personas, en Cuenllas, ese rincón tradicional del buen hacer, que ya hacía tiempo que no visitaba. Llegamos un poco tarde, así que me perdí las presentaciones iniciales. Aún así, sí sé que el sommelier que dirigía la cata era Javier, responsable del Grupo LVMH.

En torno a una mesa alargada, en una de las pequeñas cuevas privadas de Cuenllas, y tras una explicación un tanto simplista de las supuestas diferencias de Krug respecto de otros champagnes, entramos en materia. La primera sorpresa nos vino de manos de Javier, quién nos propuso decantar (¡sí, decantar!) los champagnes más añejos, como los dos últimos que ese día íbamos a catar. Pierde bastante de la magia, pero sí es cierto que se gana en aromas y sabor.

Empezamos con un Krug Grand Cuvée. Un champagne muy afrutado, en su punto álgido, muy equilibrado, y con poca acidez. Con el Grand Cuvée nos sirvieron ostras con gelée de agua de mar y lemon grass. Rica la ostra, aunque el lemongrass predominaba demasiado y le robaba gran parte del protagonismo a la ostra.

A continuación, un Krug 1995, que tras decantarlo, catamos. Demasiado ácido, aún sin hacer curiosamente. Sí predominaban notas de melón y melocotón. Muy poco amaderado. Lo acompañamos de un ceviche de corvina, bastante rico, aunque algunos trozos no demasiado bien cortados.

Para terminar, se nos había prometido un Krug Rosé, que sin embargo fue finalmente sustituido por un Krug 1989, una joya sobre el papel, que sin embargo en boca acabó decepcionándonos un poco. Precioso de color (dorado muy intenso, casi llegando a roble), pero ácido y con notas poco definidas. Para acompañarlo, una curiosa creación de Cuenllas; milhojas de papada de cerdo ibérico, manzana, colmenillas y yema de huevo. No estaba malo, pero ya sabéis que soy poco amigo de estas mezclas tan explosivas, que al final no sabes muy bien qué estás comiendo.

En definitiva, un evento interesante, bien organizado, que sin embargo acabó siendo un poco decepcionante por el nivel de lo bebido y comido.

Datos prácticos:
CUENLLAS
Ferraz, 3
Madrid
Tel.: 915425621
Accesible silla de ruedas, sólo piso superior.

lunes, 25 de junio de 2007

L'Estimat (Valencia)

Dura ya mucho tiempo ese debate sin sentido acerca de dónde preparan el mejor arroz de España. Probablemente en Madrid sea en Samm 2 (ya hablaremos otro día de esta casa) y en Casa Benigna (del que hablamos la semana pasada). Pero sin lugar a dudas, es en la Comunidad Valenciana dónde dominan el arte del arroz. En Valencia capital, dos son en mi opinión los grandes maestros, Ca Sento (como podéis ver, en mi opinión uno de los mejores restaurantes de España), y el mucho menos ambicioso L'Estimat, que pude visitar de nuevo hace un par de semanas.

L'Estimat se encuentra en la Playa de la Malvarrosa, colindante al nuevo Puerto Copa América. Delnate de la playa se suceden numerosos chiringuitos de arroz, muchos de ellos con un nombre tradicional en Valencia. La Pepica, La Rosa, etc. SIn embargo, L'Estimat sigue siendo para mi el líder indiscutible de todos ellos.

En nuestra última visita, una mesita en la terraza, al borde de la playa, y con el atractivo añadido de tener los Copa América entrenando de fondo. Para empezar, una ensalada valenciana, con productos sabrosos y de primera calidad. ¡Qué complicado se ha vuelto comer una ensalada que sepa a algo! Para acompañarla, unos calamares a la romana, ligeramente chiclosos.

Lo mejor llega con la paella. Es esta ocasión, nos decantamos por una de pollo y marisco. Una capa muy fina de arroz cubre la paella, logrando que todo el arroz quede muy crujiente. El pollo y el marisco jugosos y tiernos. El resultado final, una exquisita paella, muy sabrosa, y difícil de encontrar en otros sitios. Pedimos cucharas de palo de naranjo, que como sabréis, es la manera tradicional de comer la paella.

Hacía calor, así que bebimos un clarete valenciano, un discreto Hoya de Cadenas.

De postre, unas fresitas con nata, que parecían recién cogidas. Exquisitas.

Como siempre, magnífica la ensalada y los arroces, y un servicio atento y amable. Para mi, una visita obligada cada vez que voy a Valencia. Eso sí, las paellas salen pequeñas de raciones, así que recomiendo pedir alguna ración más si se tiene hambre. Yo por ejemplo, pido 3 raciones para 2 personas, pero ya sabéis que yo soy de buen comer...

Datos prácticos:
L'Estimat
Av. Neptuno, 16 (La Malvarrosa)
46011 Valencia
Tel.: 96 371 10 18

Precio medio: €40
Accesible silla de ruedas

viernes, 22 de junio de 2007

Notas al Dry Martini, por Fernando Martín-Laborda


Algunas notas al artículo Dry Martín…

En primer lugar debo disculparme con Javier ya que le pasé incompletas las notas que voy tomando acerca de la “bala de plata”.

En efecto, olvidé el mencionar el último paso; aquél que incluso hace cambiar de denominación a nuestro querido coctél. Así, una vez colada la mezcla y teniendo ya la bebida en la copa podemos bien darle un “twist” de limón, bien añadirle unas aceitunas o unas cebollitas.

La opción clásica es el “twist” de limón. Pido permiso y perdón al mismo tiempo por introducir este anglicismo ya que si bien no soy dado a estos giros gramaticales desconozco cual puede ser la palabra en Español para definir lo que con la piel del limón se hace, a saber: Debe pelarse (se recomienda con un pelador de patatas) la piel de un limón, una vez mas de primera calidad, a lo ancho del limón, es decir, haciendo un símil geográfico, en el sentido de los paralelos no de los meridianos. Una vez obtenida ésta se cortará en tres o cuatro trozos y se doblará (por el lado corto) encima de la copa , con un golpe firme de tal manera que la piel difumine el cítrico que lleva en la piel (que como sabéis es la parte del limón que mas aroma tiene) esta acción debe repetirse con unos tres trozos de la piel cortada; el primer trozo se deja en el fondo del cóctel y los restantes se desechan después de haber acariciado el borde de la copa con ellos para impregnarla del aroma.

La opción segunda, si bien igual de popular o mas, es la de las aceitunas. Las únicas premisas aquí son las siguientes: Las aceitunas deben ser con hueso, deben limpiarse de salmuera antes de introducirse en el coctél y NUNCA deben estar rellenas. Dicho esto la cantidad a colocar en el palillo o banderilla variará en función del bebedor aquí no hay objeción a que se pida mas de una aceituna.

La última variante, la de las cebollitas, se denomina Gibson, es decir un DRY MARTINI con cebollitas es un GIBSON, al igual que con las aceitunas deben limpiarse y la cantidad dependerá del bebedor.

Casa Benigna (Madrid)

Casa Benigna es un curioso restaurante, que además ha sabido corregir sus errores cometidos en el pasado, y volver a irrumpir con fuerza en el panorama gastronómico madrileño, alcanzando la categoría de clásico. El restaurante es una extensión de su propietario, el polifacético chef Norberto Jorge quién, en compañía de su madre, Doña Carmen, que ejerce las funciones de anfitriona, intentan hacer sentir a los comensales como en casa. Por lo demás la fórmula es sencilla: buen servicio, amabilidad a raudales, materia prima de la mejor calidad, y un esfuerzo por mantener precios competitivos. Además, la comodidad de disponer de un parking gratuito en la puerta de al lado.

Cuando llegamos a Casa Benigna, tras saludar a Dña. Carmen, y ocupar nuestra mesa, Norberto nos hará una pequeña cata de aceites, españoles e italianos, de su propia línea. Aceites de la máxima calidad que además ofrece a la venta. Los acompaña de diversos panes. Mientras, empezamos a estudiar la carta, que no ofrece muchas complicaciones. Como entrantes, un magnífico atún de almadraba o una ensalada de tomate y bacalao al aceite de ñoras muy recomendable.

Como platos principales, la estrella son las patellas. Se trata de una especie de paella, de cobre, sin asas, que conserva muy bien el calor, y por tanto permite acabar los platos en la mesa, delante del cliente. En las patellas, Norberto nos preparará pastas frescas, tortillas, y los reyes de la casa, los arroces. Las tortillas llegan a la mesa casi sin hacer, y acabarán de cuajarse mientras el comensal la va comiendo. Sinceramente, es una fórmula más de diseño que práctica, ya que la tortilla acaba haciéndose demasiado y los últimos bocados son muy secos. La pasta fresca es mejor opción. Pastas de calidad, adornadas con unos pequeños bocados de ingredientes selectos: carne de Kobe, bogavante, etc. La patella permanece cerrada un par de minutos con una campana, y así termina de hacerse.

Los arroces como decía son la estrella de Casa Benigna. Siguiendo ese método tan valenciano de cubrir la patella sólo con una finísima capa de arroz, que permite que éste se quede muy crujiente y sabroso. Aquí, como en el resto de platos en patella, Norberto recomienda “cucharada y paso atrás”, es decir, que todos los comensales coman directamente del centro, para que no se enfríe la comida ni pierda sus propiedades.

Entre los postres, destaca una buena tarta tatin, y sorbetes caseros. La carta de vinos es pequeña, y con referencias poco habituales. Los precios moderados.

Ahora que Norberto ha recuperado la cordura, y ha abandonado aquella época de precios estratosféricos, Casa Benigna es una gran casa de comidas; una apuesta segura en la que siempre nos obsequiarán con productos de calidad, mucho amor, y un derroche de simpatía.

Datos prácticos:
CASA BENIGNA
c/ Benigno Soto, 9
28002 Madrid
Tel.: 91 413 33 56

Precio medio: € 48
Accesible silla de ruedas